Las civilizaciones desaparecen, sobre todo, por “autodestrucción”, la falta del contacto histórico, con la madre naturaleza, con nuestros ancestros, con los cuerpos estelares, con las etnias, con cualquier ser existente y cuando pierden su “autosustentabilidad”
Leonardo Boff
Desde la persectiva cuerpo-tecnología se aborda la presencia bajo el concepto de vitalidad como columna vertebral de las artes performáticas, dando especial énfasis al aquí y ahora como un acto sagrado, sin perder de vista el objetivo principal: trasladar al espectador a un viaje interno visto a través del otro.
En el marco del laboratorio de investigación y experimentación translab, empatía forma parte de la sublínea de investigación: Piel Tecnológica. En estrecha colaboración con Myriam Beutelspacher y Minerva Hernández Trejo se plantean tres aspectos: Interfaces biofísicas, weareable computing y circuitos flexibles.
La acción ocurre en un cuarto obscuro, entre el público se vislumbran en el piso trazos dibujados que son la cartografía de las acciones a modo de guión que hace alusión a las diferentes etapas de evolución de la empatía humana.
La idea es evidenciar junto con la máquina un diálogo de carácter íntimo, traduciendo lazos invisibles y comunes, simbolizando los procesos del cuerpo del que depende nuestra existencia para desvanecer el límite entre el actor y el espectador.
Los lazos tradicionales de la familia , el linaje, y la comunidad, rotos por la nueva movilidad y la inexistencia de una regulación convencional, solo fueron sustituidos por la incertidumbre, la pérdida de dirección y la sensación de soledad de cada individuo. La familia extensa queda reducida a la familia nuclear y se convierte princialmente en una unidad de consumo más que de producción.
Leonardo Boff
En la civilización empática Rifkin sostiene que la empatía humana debería extenderse a toda la vida en la biósfera y dar un cambio de conciencia en la historia, es la mano invisible que permite unir nuestra sensibilidad con otros:
Los biólogos y los neurocientíficos cognitivos están descubriendo neuronas espejo, llamadas de la empatía, que permiten a los seres humanos sentir y experimentar situaciones ajenas como si fueran propias. Parece que somos los animales más sociales y que buscamos interactuar íntima y amigablemente con nuestros congéneres.Está surgiendo la civilización empática. Las generaciones más jóvenes están llevando su capacidad de empatía más allá de los credos religiosos y la identificación nacional, incorporando así a toda la humanidad y al ingente proyecto vital que envuelve la Tierra. la cima de otra convergencia histórica, en una tercera revolución industrial de la energía y la comunicación, que podría extender la sensibilidad empática a la propia biosfera y a toda la vida terrena. La repartida revolución de Internet se está conjugando con la diseminación de las energías renovables, haciendo posible una economía sostenible que se gestiona localmente con vínculos en todo el mundo.
Jeremy Rifkin, La civilización empática , 2010
7 octubre al 8 de diciembre, 2012
En el contexto de la curaduría formato 3, la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana bajo la curaduría de Berta Kolteniuk presenta la propuesta de tres conceptos intercomunicados que giran en torno a las prácticas artísticas con nuevos medios, creados en esquemas colaborativos. La idea es hacer una lectura abierta, donde las estructuras espacio-temporales sean móviles y flexibles, de tal modo que se traspasen los límites físicos. La intención es integrar una misma unidad que pueda ser observada o vivida como un prisma, a partir de la superposición digital de momentos, corporalidades, soportes y espacios. En este caso se provocan cruzamientos poéticos y estéticos entre tres piezas individuales: Empatía, de Minerva Hernández Trejo y Myriam Beutelspacher, Tiempo desarticulado, de Eduardo Meléndez, y Espacio absurdo de Hersúa.
La hibridación de estos tres conceptos artísticos persigue una evocación sutil e inconsciente, que busca “encontrarse en el otro”. Estos encuentros empáticos se han trabajado a partir de los conceptos de rizoma y de neurona espejo, que al ser llevados al terreno del cómputo, permiten manipular la aparente linealidad del tiempo, del espacio y del pulso cardiovascular. La muestra se divide en dos partes. La primera consiste en un dueto performático en vivo que aborda el concepto de Empatía, valiéndose de vestuarios interactivos conectados al pulso cardíaco. Estos vestidos estarán colocados en unos maniquíes translúcidos, donde el espectador podrá interactuar con ellos; la esencia es manifestar la empatía con el hombre a partir de generar una suerte de vestido-sujeto colectivo.
La segunda parte consiste en una videoinstalación permanente que se nutre principalmente de la intervención del público y de su interacción con los vestidos-objeto. La apreciación poliangular de los tres espacios simultáneos será construida con tecnologías de circuito cerrado, a partir del tránsito y movimiento del espectador. La obra se proyectará sobre los ambientes Espacio absurdo de Hersúa, que consiste en diferentes módulos curvos y orgánicos a forma de membrana, generados de mallas telares negras envolventes y transitables, lo que permite generar imágenes oníricas entre cuerpos reales, cuerpos desdoblados y cuerpos remotos, que colindan en fragmentos espacio-temporales disímbolos.
La transferencia recursiva de datos, imágenes y pulsos, revelarán “presencias telemáticas” en colindancia con el espectador. En “La civilización empática” Rifkin sostiene que la empatía humana debería extenderse a toda la vida en la biósfera y dar un cambio de conciencia en la historia, es la mano invisible que permite unir nuestra sensibilidad con otros. Como menciona Liliana Quintero:” A partir de la reproductibilidad técnica, la industrialización de la memoria y la velocidad exacerbada, se ha modificado la manera de comprender el pasado; ha quedado destinado a ser almacenado en imagen. Pero también el recuerdo se vuelve un mecanismo visible de la naturaleza temporal de las cosas. Lo interesante de estos trabajos es que son capaces de acercar al público con un carácter lúdico a problemáticas específicas, funcionan como piezas reflexivas ya que guardan una proporción complementaria entre el ejercicio conceptual y la praxis”.
Myriam Beutelspacher, Eduardo Meléndez y Minerva Hernández